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Y quedarán en él rebuscos,
como cuando sacuden el olivo;
dos o tres frutos en la punta de la rama,
cuatro o cinco en sus ramas más fructíferas»,
dice Jehová, Dios de Israel.

Aquel día mirará el hombre a su Hacedor;
sus ojos contemplarán al Santo de Israel.
Ya no mirará a los altares
que hicieron sus manos,
ni mirará a lo que hicieron sus dedos,
ni a los símbolos de Asera
ni a las imágenes del sol.

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